Los agentes iniciaron sus pesquisas a raíz de una partida de billetes falsos de 20 y 50 euros y comprobaron que los miembros de esta red viajaban con frecuencia a Nápoles para proveerse de más material cuando éste se había agotado.
Los billetes se escondían de diversas formas durante el transporte -en turismos, autocares y vuelos regulares- para evitar que fueran detectados por las Fuerzas de Seguridad. Las incautaciones practicadas por la policía demuestran que los delincuentes ocultaban el dinero en pequeños fajos de billetes, primero en álbumes de fotos (detrás de cada fotografía) y también en los envoltorios de ropa sin estrenar.
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